The serene beauty of a 70-year-old Japanese-style house in Odawara, Japan, caught the attention of a couple looking for charm and tranquility in a home. However, they discovered that the living and dining areas on the northern side lacked natural light and felt closed off compared to the sunlit Japanese-style room on the southern side. Determined to make the most of their new home, they called upon architect Masaharu Nagamine for a transformative renovation.
Instead of simply brightening the rooms with artificial lighting, Nagamine opted for a more creative solution. A section of the northwest side of the house was torn down, making way for a small courtyard that would bring natural light and a touch of nature into the space. By doing so, the architects successfully opened up and revitalized the once dim and isolated living and dining areas.
The redesign also involved moving the dining room to overlook the newly created courtyard, forming a seamless connection between indoor and outdoor spaces. The partition between the dining room and the Japanese-style room was removed, creating a spacious and open atmosphere that allowed for unobstructed views of the garden.
However, the renovation did not stop there. Knowing the couple’s passion for road biking, Nagamine’s team repurposed one of the traditional Japanese rooms into a bike-training room. Tatami mats were replaced with hardwood flooring, offering a suitable surface for their indoor cycling needs. Adjacent to the courtyard, a designated space was set aside to store their bicycles, ensuring a harmonious balance between exercise and leisure within the home.
Now, the couple’s daily routine includes spending an hour on their indoor bikes after finishing their remote work. The renovated Japanese-style house not only captures the charm and peacefulness they had initially desired but also provides a dynamic and open living space that seamlessly integrates with their lifestyle.
El artículo cuenta la historia de una pareja que encontró una encantadora casa de estilo japonés de 70 años en Odawara, Japón. Sin embargo, descubrieron que las áreas de estar y comedor en el lado norte carecían de luz natural y se sentían cerradas en comparación con la habitación de estilo japonés iluminada por el sol en el lado sur. Decididos a aprovechar al máximo su nuevo hogar, solicitaron la ayuda del arquitecto Masaharu Nagamine para una renovación transformadora.
En lugar de simplemente iluminar las habitaciones con iluminación artificial, Nagamine optó por una solución más creativa. Se derribó una parte del lado noroeste de la casa, dando paso a un pequeño patio que llenaría el espacio con luz natural y un toque de naturaleza. Al hacerlo, los arquitectos lograron abrir y revitalizar las áreas de estar y comedor, antes oscuras y aisladas.
El rediseño también implicó mover el comedor para que tuviera vista al patio recién creado, formando una conexión fluida entre los espacios interiores y exteriores. Se eliminó la partición entre el comedor y la habitación de estilo japonés, creando una atmósfera amplia y abierta que permitía vistas despejadas del jardín.
Sin embargo, la renovación no se detuvo ahí. Conociendo la pasión de la pareja por el ciclismo de ruta, el equipo de Nagamine convirtió una de las habitaciones tradicionales japonesas en una sala de entrenamiento de bicicletas. Los tatamis fueron reemplazados por pisos de madera, ofreciendo una superficie adecuada para sus necesidades de ciclismo en interiores. Junto al patio, se asignó un espacio designado para almacenar sus bicicletas, asegurando un equilibrio armonioso entre el ejercicio y el ocio dentro del hogar.
Ahora, la rutina diaria de la pareja incluye pasar una hora en sus bicicletas en interiores después de terminar su trabajo remoto. La casa de estilo japonés renovada no solo captura el encanto y la tranquilidad que inicialmente deseaban, sino que también proporciona un espacio vital y abierto que se integra perfectamente con su estilo de vida.